viernes, 19 de junio de 2009

El imperialismo

El imperialismo es una actitud adoptada por un estado para pretender colocarse por encima de otros estados o comunidades. El imperialismo moderno suele referirse a la actitud de algunas potencias, principalmente europeas, desde la Edad Moderna hasta el proceso de descolonización tras la Segunda Guerra Mundial; y más específicamente, incluso con el nombre Era del Imperialismo, utilizado por la historiografía, al periodo que va de 1871 a 1919, en que se produjo una verdadera carrera para construir imperios, principalmente con el llamado reparto de África.

Causas:


Económicas
La crisis de 1873 provocó el descenso de los precios, y con ello el proteccionismo, es decir, la protección de los productos propios de cada país prohibiendo la entrada de artículos extranjeros o gravándolos con impuestos. Esto dio lugar a la necesidad de encontrar nuevos mercados que no estuvieran controlados por dicho sistema. Por otra parte, potencias capitalistas europeas como Inglaterra, Países Bajos y Bélgica necesitan dar salida a su excedente de capital y lo hacen invirtiéndolo en países de otros continentes estableciendo préstamos, implantando ferrocarriles, instalando puertos, etc. Además estos países necesitan buscar materias primas para sus industrias ya que ya empiezan a agotarse o a escasear en Europa.

Militares
Como en Europa han cesado la mayoría de conflictos bélicos, los soldados de los distintos ejércitos necesitan actuar en otros territorios y por ello aprovechan la expansión colonial de las empresas para servir de nuevo a su país.
Consecuencias:

Económicas
La explotación económica de los territorios adquiridos hizo necesario el establecimiento de unas mínimas condiciones para su desarrollo. Se crearon infraestructuras (puertos, ferrocarriles) destinados a dar salida a las materias primas y agrícolas que iban destinadas a la metrópolis. Las colonias se convirtieron en abastecedoras de lo necesario
Políticas
Los territorios dominados sufrieron un mayor o menor grado de dependencia respecto a la metrópoli, en función del tipo de organización administrativa que les fue impuesto. Sin embargo, esta dependencia no estuvo exenta de conflictos, que fueron el germen de un antiimperialismo protagonizado generalmente por las clases medias nativas occidentalizadas, que reclamaban la toma en consideración de las tradiciones autóctonas. Ello se canalizó a través de las premisas del juego democrático que las metrópolis defendían para sí mismas pero que negaban a sus colonias: libertad, igualdad, soberanía nacional, etc. Un ejemplo temprano donde se plasma el espíritu de estos movimientos es el nacimiento del Partido del Congreso en la India, liderado por Mohandas K. Gandhi, que extendió su base entre las miembros más humildes de la sociedad colonial.

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